3 negras absurdas: “Abordamos el humor desde un lugar que intenta ser original y cuidado”

La solidaridad es su verdadera esencia y eso es lo que lo impulsa a llevar adelante cualquier desafío.
En marzo de este año logró llegar a la cima del Aconcagua junto al rugbier Ezequiel Baraja, con el fin de colaborar con la Fundación Baccigalupo, que ayuda a niños con discapacidad intelectual.
Además, es cofundador de Proyecto Agua Segura, una iniciativa solidaria que busca llevar agua apta para el consumo a diferentes comunidades del país, donde no cuentan con este servicio básico.
En diálogo con Milénica, Julián nos habló sobre sus desafíos personales y cómo las necesidades de la gente despiertan su espíritu solidario permanentemente.
Me crié en un hogar solidario, no por tener mucho, sino por estar atento a las necesidades del otro. Mis padres y abuelos se criaron en la humildad pero con un gran compromiso por el otro.
El hecho de trabajar en televisión hizo que se potencie mi capacidad de ayuda. Es más fácil concientizar cuando sos conocido.
Nuestro país no escapa a esta necesidad de agua segura. Recorriendo las escuelas rurales y viendo que toman agua de color verde, es suficiente.
Lo que más me gusta es saber que cuando les hablamos a los chicos en una escuela rural les estamos enseñando que el agua segura es un derecho y no importa quien se los dé, y que hay muchas enfermedades que se pueden evitar con el simple hecho de hidratarse o lavarse las manos.
Soy muy simple y mis objetivos reales. La fantasía de salvar al mundo no me va, pero la fantasía de salvar a una persona sí. Siempre cumplí con los intentos de mis objetivos, que es más importante, en algunos casos, que el objetivo en sí.
En realidad no fue algo pendiente. En mi primer ascenso, hace 10 años, el objetivo fue documentar por primera vez para la televisión argentina el ascenso al Aconcagua.
10 años después, el objetivo fue sumar metros a beneficio de la Fundación Baccigalupo, y eso cambió el motivo.
Evidentemente queda demostrado que, cuando pensás en el otro, llegas más lejos, ¿no?
Foto: Matías Gutiérrez
Más que amigo, busco reconocerlos, los saludo, les pregunto algo.
Lo que más necesitan no es la moneda. Lo que necesitan es sentirse incluidos y no que les subas la ventanilla. Los trato con respeto y, cuando puedo, también los ayudo con algo.
Por otro lado, la sociedad somos todos entonces, si le echamos la culpa a ella, nos estamos echando la culpa a nosotros mismos.
A los hijos hay que acompañarlos cuando ya son casi grandes. No ganamos nada con intentar convencerlos de nuestras frustraciones y aciertos. Yo simplemente a mis hijos los apoyo en sus ganas y deseos. Como padre siempre voy a estar, para cuando están bien y para cuando están mal, pero aprendí que no son míos, son hijos de la vida, y eso no quita el amor hacia ellos.
Todavía no logré bucear con el gran tiburón blanco…falta poco…lo voy a hacer.