DL Cocktails: “Sin sonrisa no hay cocktail”

Con el mar de fondo, música veraniega y un ambiente super relajado, comenzaba nuestra charla con Daniel Lippe, bartender y creador de DLCocktails, un emprendimiento que crece imparablemente en el norte de Perú.

Con una gran ambición de crecer y mejorar constantemente, Daniel busca siempre reinventarse para dar lo mejor en lo que le gusta: la coctelería. Comenzó desde muy joven y, luego de muchas e importantes experiencias en diferentes bares de Perú, hoy disfruta de lo que siempre soñó: atender un bar frente al mar, en una de las zonas más privilegiadas del norte.

Quisimos conocer bien de cerca este gran emprendimiento, así que fuimos al encuentro con Daniel y su hermano Jonathan, quienes están al frente del bar de Hotel Costa Blanca en Vichayito, a unos pocos kilómetros de Máncora.

El bar como pasión

Ya tengo siete años en el rubro. Lo mío empezó cuando estaba en el colegio y tenía libre los sábados y domingos. Entonces conocí a una amiga del barrio un poco mayor que yo, que me propuso trabajar los fines de semana en un bar de La Molina, en Lima.

Empecé recogiendo platos. Era la primera vez en mi vida que agarraba un restaurante y no tenía idea de cómo servir. Pero tenía la amabilidad, siempre me gustó tratar con gente.

Soy un tipo muy curioso y cuando me tocaba llevar los platos a la mesa, preguntaba todo: qué lleva, con qué está preparado. Porque cuando la gente quería saber, no quería quedarme callado y decirles “espera que ya vengo y te digo”.

Conociendo la historia detrás de DL Cocktails. Foto: Aguirre Photo

Un día le empecé a preguntar al bartender sobre las bebidas que preparaba, y le pedí que me enseñara. Y cuando mi zona estaba libre en el restaurante, yo me iba a ayudar al bar.

De todos los meseros, el único que entraba a preguntarle era yo, nadie más le ayudaba. Y de a poco me fue enseñando, hasta que decidió irse del bar porque quería regresar a su ciudad con la familia.

Así que quedé al frente. Mis jefes me ayudaron mucho porque pude estudiar y hacer cursos al mismo tiempo que trabajaba, cosa que en Lima no es tan fácil. Entonces me permitían salir antes del trabajo, porque sabían que iba a aplicar todo lo aprendido en su bar.

La felicidad de hacer lo que a uno le gusta. Foto: Aguirre Photo

Hice un curso de “Coctelería nacional e internacional”. Tuve la suerte de tener un profesor increíble que me enseñó mucho. Sus alumnos lo acompañábamos a eventos de mil personas donde podíamos aprender y hacer una experiencia enorme.

Yo estaba detrás de la barra, siempre preguntando y observando. Hasta que me tocó estar adelante.

Daniel mostrándonos su arte. Foto: Aguirre Photo

Cambiar para seguir creciendo

Llegó un momento en que decidí abandonar Lima y venirme de nuevo a Talara, de donde son mis padres. Me gusta mucho el mar y mis vacaciones siempre las pasaba en el norte.

Fui papá a los 19 años, me tocó ser responsable desde muy joven. Eso influyó mucho en mi vida.

Soy un tipo muy hiperactivo. Estudié Hotelería y Turismo, estudié Bar, empecé un curso de Somelier aunque no lo terminé por cuestiones personales.

Foto: Aguirre Photo

En un momento me atreví a postularme al hotel más lujoso y más alucinante de toda Máncora, el Hotel Arennas. La entrevista fue super exigente. Empecé a contar lo que sabía hacer y me pidieron que practique, y al otro día llegué y ya estaba mi contrato. No lo podía creer.

Soy un tipo que piensa en grande y me gusta ir a lo mejor.

Me acoplé a la gente, a la playa, a los cócteles. Me gustó muchísimo la experiencia. Pero quería más.

Así fue como conocí a la wedding planner más importante de la zona, y empecé a trabajar con ella los sábados en diferentes eventos de personas muy reconocidas.

Aprendiendo a catar pisco. Foto: Aguirre Photo.

Esta experiencia me abrió muchas puertas porque iba a casas donde conocía a muchas personas y me iban recomendando para otros eventos.

De cada trabajo siempre te llevás una persona.

La magia de un buen pisco. Foto: Aguirre Photo

Experiencia DLCocktails

De a poco fui armando mi propio proyecto. Con lo que ahorraba en mis trabajos, iba comprando cocteleras, licuadoras e insumos, para ir creciendo.

Hasta el momento no tenía un nombre, y hace un año y medio se me ocurre ponerle “DL Cocktails”, para poder identificar a todo el equipo que me acompaña en cada evento.

Tratamos de que la gente viva una experiencia. No solo que disfruten del cocktail, sino también contarles sobre la historia y la cultura que hay detrás. Soy muy cultural.

Foto: Aguirre Photo

Me gusta ir a los mercados, investigar las frutas de cada región y de dónde vienen, para luego transmitirlo a la persona que va a tomar el cocktail. Todo tiene un por qué y está bueno conocerlo.

Lo mío es reversionar la cocktelería clásica y transformarla en un cocktail que yo pueda hacer de otra manera, con insumos regionales según el lugar en el que me encuentre.

En los eventos, yo converso con los novios, veo sus personalidades y les pido que me cuenten cómo se conocieron. Y así voy adaptando mi coctelería a ellos para que tenga una relación con su historia.

En cada evento que tengo, mis cocktails son diferentes, porque busco adecuarme a cada persona.

Pero no solo hacemos cocktails en el bar, también organizamos talleres de cocktelería con diversas marcas que difundimos en Máncora.

En pleno proceso de «El ñafu de cañete», un cocktail bien refrescante. Foto: Aguirre Photo

Un bar ecofriendly

Soy un tipo que cuida mucho las playas. Siempre voy caminando con una bolsa en la mano para juntar la basura. Tenemos las tortugas, las ballenas y los lobos en el mar, y tenemos que cuidarlos.

Trato de no botar nada y de sacarle lo último a cada fruta y usar todo hasta el final. Mientras menos merma botemos, el lugar va a estar ecológicamente super bien.

Vasos de bambú reutilizables. Foto: Aguirre Photo

Dentro del bar optamos por eliminar el plástico e implementar materiales reutilizables. Es una manera de colaborar con el medioambiente, desde nuestro lugar. Creo que de a poco la gente va tomando conciencia, aunque todavía falta.

En estos momentos me estoy enfocando mucho en la coctelería tiki, basada en la cultura hawaiana. Implementamos vasos de bambú, sorbetes biodegradables, entre otras cosas. Somos muy ecológicos.

Soy un bartender de playa y vendo mi cultura en cada lugar que voy.

Compartiendo un exquisito «Amarotonic». Foto: Aguirre Photo

¿Y cuál es el cocktail más pedido por los mancoreños?

En Máncora la gente es más pisquera, incluso los que vienen de afuera de Perú también piden pisco sour.

Pero tratamos de hacer un sour diferente. Usamos mango ciruelo, que es una fruta dulce de la región, mientras les cuento sobre la historia y los invito a probarla.

A mí particularmente me gusta mucho el pisco y el ron, y si estoy en casa trato de armar cocktails con las frutas que tengo en el momento, probando siempre cosas nuevas.

No tengo un cocktail favorito porque siempre estoy curioseando.

¿Cuál es tu toque final antes de entregar el cocktail?

Desde ya la sonrisa. Si no hay sonrisa, no hay cocktail.

La sonrisa como broche final. Foto: Aguirre Photo

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