Ser un coleccionista no es solo juntar y acumular objetos. Es una pasión que va más allá, algo inexplicable para el que colecciona, e inentendible para los demás. Coleccionar es poner en orden el gusto por algo, hacer que adquiera importancia y provoque admiración y sorpresa.
Este es el caso de Viviana, una coleccionista de casitas en miniatura, que reúne piezas de todo el mundo desde hace casi tres décadas.
“Mi pasión por las casitas fue hace alrededor de 30 años, cuando mi marido me trajo la primera casita de Bariloche. Y Ahí empezaron a gustarme. Cada vez que voy a algún lugar salgo en busca de casitas. Así me fui inclinando por este hobbie”.
Pero su pasión por coleccionar empezó mucho tiempo antes, cuando era una niña.
“Siempre me gustó coleccionar. De chica coleccionaba botellas de perfumes originales, con formas de personas, de animales, de autos. Y de ahí pasé a coleccionar casitas. Hoy tengo aproximadamente entre 120 y 150 en mi colección. Son de muchos lugares del mundo. La gente cuando viaja se acuerda y me trae. Tengo casitas de Brasil, Uruguay, Perú, Nueva York, Disney, Capadoccia, Italia, Grecia, España, Francia, y por supuesto de Argentina. Dentro de la colección también tengo réplicas de edificios o monumentos característicos”.
En 2013, la colección de Viviana fue elegida para la muestra “Calidoscopio Patrimonial” del Museo Histórico Municipal de la ciudad, donde cientos de personas la recorrieron y quedaron asombradas por tan lindo hobbie.
“Me encantó que hayan tenido en cuenta mi colección y se haya expuesto en el museo. Fue algo que me llenó de orgullo”.
Hasta el día de hoy, Viviana tiene una pasión enorme que no va a dejar de existir.
“A cada lugar que voy entro a buscar casitas, y las encuentro. También suelo comprar por internet, y le pido a la gente que cuando me la manden me cuenten la historia de la casita. Me gusta saber de dónde viene cada una”.