Inquieto, curioso y amante de la vida y la naturaleza, José Luis refleja su sencillo modo de vivir en cada poesía, en cada letra de sus canciones que, como el agua que corre en el río, va llevando a los diferentes lugares que visita.
Su abuelo y su tío le transmitieron el amor por la música desde muy chico, y él adoptó ese maravilloso legado. Porque de todo se aprende, y él lo sabe muy bien. Por eso eligió a la gente que lo rodea para nutrirse y descubrir la persona que es hoy.
Este sábado el músico cordobés llega a Rafaela de la mano de la Asociación Cultural Otras Voces y de la Secretaría de Cultura para presentarse en el Centro Cultural Municipal – Sala Sociedad Italiana a las 21.
Antes de su presentación, dialogamos con José Luis Aguirre para conocerlo un poco más detrás de sus poesías y canciones.
¿Quién es José Luis Aguirre?
Podría decirte mi fecha de nacimiento, mi ciudad, mi curriculum, un montón de cosas. En realidad no sé quién soy, ni de dónde vengo, ni hacia dónde voy, como dice la canción. Pero podría decir que soy una persona que trata de descubrirse todos los días, de mejorar un poquito en lo que voy haciendo, y eso es lo que hace que uno no sea siempre el mismo, con sus memorias, sus recuerdos, sus aprendizajes, sus alegrías, sus dolores, sus dudas y certezas. Creo que soy un pensamiento que trata de no estar fijo ni sustanciarse en dogmas, sino que trato de aprender para llegar a la condición de sorprenderme siempre.
¿Cómo llega la música a tu vida?
La música llega de la manera más natural que encuentro: aprendiendo en familia, de mi tío que tocaba la guitarra cuando los domingos nos juntábamos en la casa de mis abuelos. Así llega la música, la poesía y el arte a mi vida. No fui buscándola, sino que estaba en el ámbito donde nací. Mi abuelo cantaba tango y me enseñaba a cantarlo desde chico. Recuerdo que la primera canción que aprendí fue “Cafetín de Buenos Aires”, enseñada por él.
¿Y la escritura?
“La escritura llega un poquito más tarde. Pero esa fue la escritura consciente, porque si me pongo a pensar de niño, cuando mi tío cantaba Valderrama, ya llegaban las poesías de Hamlet Lima Quintana en la canción de Romperá la tarde mi voz..”, afirma cantándonos ese pedacito a capela.
“O por ejemplo de Castilla en la zamba de Valderrama, y así con un montón de escritores. Quizás empiezo a tomar conciencia de grande, cuando arranco con los himnos, uno de los rubros de competencia que se hacen en la semana estudiantil de Villa Dolores, una semana de competencias artísticas, culturales y deportivas entre las escuelas secundarias. Creo que en ese momento empecé a conocer la escritura, a investigar, a leer. Descubrí que mi ciudad era la capital nacional de la Poesía, donde todos los años se encontraban los poetas, y empecé a frecuentar esos ámbitos, a conocer a grandes maestros como Don Guiñazú Álvarez, que ya se fue; o como Don Osvaldo Guevara…Creo que así entró la escritura a mi vida, allá por la secundaria”.
¿Quiénes fueron y son tus maestros en la escuela de la vida?
Gente simple, gente que está en los lugares que menos se la ve, pero que son realmente esos grandes maestros que a uno lo forman. Gente del pueblo que quizás felizmente no sabe leer y que por eso llegó a ser lo que es, por los golpes de la vida y otras cuestiones. Esos fueron mis grandes maestros. Gente que hace cosas o que cocina para mucha gente, como mi mamá, por ejemplo. O como un viejo que vive en las sierras hace más de cien años y que nos demuestra que no necesita de nada, sino de lo justo para vivir y llegar a esa edad sano, despierto, alegre, conversando con la gente. Ahí están mis maestros y maestras.
¿En qué te inspirás al momento de componer?
Siempre digo que la inspiración viene de lo real, de lo de todos los días, de lo que pasa en el mundo, en los pequeños detalles, en cada amanecer, de los lugares más impensados. Pero nunca de la inmensidad, sino más bien de lo que va dando vueltas, de una frase que dice un amigo, de una situación en la calle, donde uno puede aprender nobleza, o pude aprender dolor también. Eso es lo que más me inspira. Las cosas que suceden en la vida, porque la vida es un milagro y lo más hermoso que tenemos.
En tus poesías y escritos hacés mucho hincapié en «volver a la tierra». ¿Por qué ese profundo pedido a la humanidad?
El lugar donde transcurre la vida, donde sucede la sonrisa de nuestros hijos, donde nos enamoramos, donde compartimos una comida con los que queremos, festejamos nuestros rituales, es en la Madre Tierra. Ella nos dio la vida y permite que todo lo que hagamos sea posible.
El hombre se olvida de que no le pertenece, que es nada más que un habitante viajando en su barco, y cree que con su raciocinio puede dar vuelta la naturaleza, y es con apenas un pestañeo que estamos en el planeta.
Pero no es tanto por eso que pido y que lucho. Siento que la Tierra es mi madre, ¿y a quién le vamos a agradecer si no es a la madre?
Y, además, porque creo que un ser humano nunca va a ser Humano si corta ese cordón umbilical y se aleja de la Tierra, del agua, del viento, de todo lo que comemos y tomamos. Cuando nos olvidemos de eso, vamos a dejar de ser humanos. Vamos a ser máquinas, robots, gente que no piensa, que se deja llevar para un lado y el otro por una pantalla.
Que hace quinientos años atrás no necesitábamos tanta medicina para vivir y que el progreso siempre termina beneficiando a los de más poder, y nunca al pueblo.
Cuando el ser humano se desconecte va a dejar de ser Humano. Se va a olvidar de lo grandioso que es un glaciar, de sentir el viento en la cara…y seguro lo va a ver por una pantalla.
La humanidad debe volver a la tierra porque somos una civilización, la que va a cuidar la inocencia, el trino de un pájaro.
También hablás mucho del amor. ¿Cómo ves este sentimiento en estos tiempos?
Para mí todo es cantarle al amor, defender a la Tierra, cantarle a los hijos, a la vida. La vida es amor por eso siempre le canto en sus diferentes formas, no solamente al amor pasional o entre dos personas, sino a todo lo que arma ese guiso. Todo el tiempo hablo del amor. En estos tiempos el amor es lo que sigue sosteniendo a la humanidad, lo que le hace bien. En el amor no hay políticas, no hay negociados, es otra cosa, no se compra ni se vende.
Si lo más importante es el amor, ¿por qué estamos tan preocupados a veces por estupideces? El amor es algo que corre peligro, nos olvidamos a veces que hay cosas mucho más importantes que un electrodoméstico, o que pagar la cuota del cable, o del celular. Antes está el amor, el estar con las personas queridas. Todo eso es mucho más valioso que cualquier otra cosa.
Este sábado vas a estar en Rafaela. ¿Qué trae José Luis para esa noche?
Vamos a estar presentando canciones de un nuevo disco que vamos a empezar a grabar, canciones inéditas por así decirlo. Y también vamos a sumar algunas que hacen varios años que me vienen acompañando, para respestar el sentimiento de uno de siempre mostrar lo que está haciendo o está sintiendo. Tengo algunos clásicos que me acompañan felizmente y que me han dado tanto en estos años. Así que va a ser una mezclita de lo que estoy haciendo en estos momentos y de lo que hace años que vengo cantando.
En la apertura del recital se presentará María Victoria Birchner con su nuevo proyecto llamado “Brotar” junto a la pianista Julieta Lizzoli quienes ofrecerán un renovado repertorio de música popular argentina.
¿Qué se viene después de esa presentación?
Después de la presentación voy a entrar a grabar un nuevo disco que va a salir el año que viene, y en estos días se lanza un disco en vivo que grabamos en Buenos Aires. Un disco que yo no sabía que me estaban grabando y salió recontra natural y estoy muy contento con este inesperado regalo de la Tierra. Y a la vez que sale este disco, me meto a grabar el nuevo material con el cual estoy muy entusiasmado, y muchas de las canciones que voy a presentar son de ese disco nuevo.
Las entradas
Con la finalidad de lograr un contacto más cercano entre los músicos y los espectadores la sala se armará con mesas y sillas contando con un servicio de cantina. La reservas de las mesas se deberán realizar por WhatsApp o llamando al teléfono 3492 15 609927 o al correo [email protected].
Las entradas se encuentran a la venta en la Escuela Municipal de Música Remo Pignoni, la Escuela 22 de Noviembre que funciona en el Sindicato de Músicos, Casa Marcucci Música, Jalito Tiempo de café y amigos, Faber Libros y en la sede de la C.T.A. Castellanos de Tucumán y San Martín con los siguientes valores; las anticipadas $180,00, para los asociados a la institución organizadora $150,00 y para los estudiantes de música y jubilados $100,00. En el momento del espectáculo la entrada general costará $200,00.