Muchos años juntos les dieron la experiencia para poder reencontrarse y en menos de un año decidir grabar un disco que salió hace pocos días a la calle. Uno de sus sueños fue cumplido, ahora solamente resta esperar que la gente lo escuche.
Días de llovizna y frío en Rafaela no pudieron opacar el encuentro entre Milénica y La Maga. En un café, esperábamos con ansias a los músicos. Por la puerta de vidrio se ve como llega Claudio, primero en la cita. Luego aparece Ale. saludando a quien encuentra en el camino, y por último, con su niño en brazos, Pablo.
Algo caliente para tomar queriendo opacar el fresquito de la calle y así arranca la entrevista. Músicos, profesionales pero simples a la vez. Padres, amigos y, sobre todo, divertidos.
¿Cómo y cuándo arrancaron la primera vez con la banda?
Pablo: Nos conocimos por lugares diferentes. A Claudio en la secundaria, mientras que Ale y yo estábamos juntos en un proyecto musical y así fue que después nos juntamos los tres para arrancar en el año 1996 una nueva idea.
¿Por qué La Maga?
Ale: El nombre tiene que ver con el primer tema de La Maga, que se llama así y además había un bar de Rosario: “La Maga Arte Bar”, de ahí fue surgiendo la idea. Quienes eligieron el nombre fuimos Claudio y yo, Pablo se adaptó a la elección (risas).
Además, creemos que tiene que ver con la magia que se arma en un grupo, la música se hace con la química entre los integrantes, y por eso la música es mágica y somos los magos de ese resultado.
Una buena anécdota de esos comienzos
Pablo: Fuimos a tocar una vez a un bar muy particular de Rosario llamado “El galpón ocupa”. La verdad que fue una noche casi de terror, pero después salió todo bien. Al principio nos asustamos un poco, por la edad que teníamos. El lugar no tenía puertas y había que entrar por un ventanal alto. Había gente durmiendo, colgada de arnés, era muy cinematográfico todo.
Ale: Otra vez tocamos en un bar cerca de Rosario y cuando llegamos, a Claudio le encantó un farol que había. Al rato cuando empezamos a tocar, él levantó el bajo y lo destruyó. Fue muy gracioso.
Hubo un tiempo largo en el que dejaron de tocar juntos. ¿Cómo fue que decidieron volver?
Claudio: Por varios años casi no nos vimos. Alejandro se fue a vivir a Buenos Aires a continuar con su carrera musical. Yo vendí todos los instrumentos y Pablo también hizo su vida. Salimos del ámbito de la música por un tiempo.
Ale: La vuelta empezó porque se fueron dando las cosas. Volví a Rafaela y nos encontramos como para tocar un rato, como si fuera que íbamos a jugar al fútbol un fin de semana. Ahí nos embalamos mucho, fue como volver en el tiempo, algo hermoso. Hace menos de un año que nos juntamos y ya grabamos un disco. Fue un trabajo de arqueología, porque fuimos buscando cosas viejas, videos grabados en VHS, no había muchos registros. Vimos esos videos y así fuimos puliendo un poco los temas y la manera de tocar.
Pablo: Ale fue fundamental en esto, él dijo de grabar un disco y nos enganchamos los tres. No queríamos más grabar demos, sino hacer algo más. Estamos contentos por el sonido, que todo suene como en los ensayos, eso es muy importante por el salto que dio la tecnología. Fuimos a mezclar el disco a Rosario, el sonido es muy bueno y Carlos, quien trabajó con nosotros, captó de muy buena manera lo que queríamos reflejar.
Cuéntennos, ¿qué les gusta de haber grabado el disco y qué les gusta de hacer un show en vivo?
Pablo: En mi caso, si bien hemos grabado algunas cosas, fue un momento de tensión. En la grabación tiene que salir todo bien y teníamos que tener un extremo cuidado. Por otro lado, tocar en vivo para mí es un poco de temor antes, pero después la banda suena bien y confío en quienes están conmigo.
Ale: Siempre es diferente grabar, más en este caso que grabamos una parte en mi estudio y otra en Rosario. A mí me gusta más “el vivo” porque tiene su necesidad de concentración, en la grabación si te equivocás podés volver a hacerlo.
Claudio: Grabar es conocer todo lo nuevo. Fue raro y aprender todo el material que hay para grabar estuvo bueno. “El vivo” es una adrenalina linda, a veces tenés miedo de subir al escenario, pero me gusta mucho ese momento.
Inspiración para componer
Pablo: En ese momento nos inspiramos en cosas vividas en esa época, son relatos de lo que sucedía antes. Los temas son como crónicas cortas de algo. Creemos que no tenemos un poeta, sino que lo vivido políticamente, socialmente, se plasmaba en las letras.
Preferimos este tipo de letras y no la letra tan obvia y directa. Algunas son letras más densas, más humorísticas, pero nos gusta cómo está contada la historia.
¿Por qué el número III en su disco?
Pablo: Siempre tenemos presente el número tres. El disco se llama así porque empezamos siendo tres integrantes. En un momento pensamos en ser cuatro, pero nos dimos cuenta de que el tres visual quedaba bien.
Además, el retorno, sin buscarlo, fue un día tres. Sentimos que ese número nos persigue, somos como un triángulo amoroso musical, una mesa de tres patas que si le falta una se cae. Cada uno tiene un rol definido y todos somos fundamentales en la banda.
¿Qué creen que le da el toque original a “La Maga”?
Los tres: El toque de nuestra banda es la fuerza y simpleza. Somos simples, buscamos algo así y creemos que eso nos hace diferentes. Hay una parte técnica y elaborada interesante, pero creemos que nuestro toque se basa en eso, no es una banda “lalalala”.
Es una banda que llega a la gente, por eso creemos que tenemos fuerza y seguimos sonando actual, a pesar de haber hecho temas hace tanto tiempo. Ponemos mucha energía en eso, somos como una lata de gaseosa que agitás y algo tiene que salir. Lo que escuchás de nosotros es natural sale así y nos complementamos.