Lisandro Ruíz Díaz: «No está mal ir a lo seguro, pero ojalá no te quedes con las ganas de haber intentado alguna otra cosa»

La creatividad le sale por todos lados. Es músico, escritor, periodista y hasta se anima a conducir el detrás de escena de importantes recitales, siempre de una manera dinámica, ocurrente y graciosa. Es rafaelino de nacimiento y rosarino por adopción. El Colegio Nacional le aportó algunas herramientas más para poder seguir dedicándose a la escritura, que es lo que más lo apasiona desde niño, junto con la música, algo que habita en él desde que nació.

Lisandro, más conocido como Lichi, es nuestro Milénico de julio, y nos lo cuenta todo en esta entretenida nota.

¿Quién es Lisandro Ruiz Díaz?

Generalmente cuando les preguntan a las personas quiénes son, siempre responden con lo que hacen para ganar plata, tipo «trabajo en tal lado», o «me dedico a tal cosa». Yo si te tuviese que responder que soy Responsable de Contenidos Digitales en una agencia de publicidad, me tiro de un puente. No, bueno, ponele, pero prefiero contarte que Lichi Ruiz Díaz escribe, hace música, hace cosas (que intentan ser) útiles y entretenidas en las redes; cubre recitales, es periodista, re campeón del Mario Kart y adicto a las gaseosas. La idea es que todo eso en algún momento sea lo que hago también para ganar dinero. Lentamente va siendo, ya verán.

¿En qué momento de tu vida sentiste que lo tuyo era la música?

En ninguno. La música está en mi casa desde que nací. Mi mamá es profesora de piano y mi papá canta y toca folclore. Escuché música mientras aprendía a caminar y a hablar, y a tocar no mucho después. Es demasiado parte de mi vida como para sentir que «lo elegí» o «descubrí que era lo mío». Simplemente fue una cosa más que era tan parte de mí como tener los ojos marrones o ser alérgico. Siempre supe que la música iba a estar ahí, pase lo que pase con mi vida.

Además de músico, escribís para distintas revistas culturales como Indie Hoy y 90+10.  ¿Le agradecés a alguna persona en especial que te haya inspirado en el arte de escribir?

Escribir también es algo que empecé a hacer de muy chico. Mi primer recuerdo es de cuando todavía no había arrancado el preescolar, que le escribí un cuento a mi pediatra. Después en la primaria, a veces doblaba una hoja de cuaderno en cuatro y hacia un diario del curso que se llamaba El Examinador, y tenía cosas sobre lo que pasaba en el aula y hasta historietas. Los chicos se lo pasaban de banco en banco y hasta arrancaban hojas de su cuaderno para que yo hiciera el diario. Ahí ya había pasado de la ficción al periodismo, ah re. Nunca dejé de escribir todo tipo de cosas. Desde una reseña o un cuento, hasta un estado de Facebook bien polenta. Pero si crecí en esa cuestión fue por las profes del Nacional, sin dudas (no me quiero olvidar de ninguna, pero principalmente María Eugenia Meyer, Claudia Perren y Minky Cordero), y por mi primo Francisco Marzioni, que fue mi primer «editor».
Ahora estoy medio escribiendo un libro, ¿podés creer? Yo no. A veces me acuerdo y me asusto.

Desde hace varios años formás parte del dúo Los Usuarios junto a Gabriel Bocchio. ¿Qué encontraste en ese mundo? 

Fueron casi diez años, de una. Y durante todo ese tiempo fue el único espacio en el que puse mi propia música, y casi el único por el que me subí a un escenario a tocar. Tuvimos incontables aventuras, tocamos por todas partes y en un montón de contextos distintos. Viajamos, grabamos, nos pasaron todas. Fue una experiencia a la que le pudimos sacar mucho jugo. Pero justamente por esa cuestión de haberle dado toda mi música solamente a Los Usuarios es por lo que tuve que hacerlo a un lado y empezar a ver por dónde más se podía ir. Mis ganas de hacer iban más rápido o iban de otra manera, y Los Usuarios ya teníamos una forma de hacer las cosas que de pronto ya no me alcanzó. Igual yo no siento que se termine nada, para mí es un ciclo de cosas que se van sucediendo y van llevando a lo que sigue. Sin Usuarios no habría podido siquiera pensar en el disco que estoy armando ahora, que ojalá salga a principios del año que viene.

Los Usuarios: Lisandro junto a Gabo.

Hace poco obtuvieron el premio al «Mejor disco rosarino de edición nacional» en Rosario Edita por su disco «Folk». ¿Qué te pasó en ese momento? 

Fue altísimo cierre a una etapa. Haber participado de solo un disco en la vida y que ese disco ya haya sido premiado en una ceremonia y una categoría llena de gente grosa estuvo re bueno. Fue una garantía de que a la gente (o al menos a ese jurado…) le puede llegar a gustar lo que hacés, y le sirve. En ese momento no sé qué me pasó, pero sé que cuando salí de ese teatro tuve más ganas que nunca de mostrarle al mundo más canciones. Tipo «¿les gustaron esas? ¡Ya van a ver las que vienen!».

Y como si fuera poco, además de músico y periodista sos conductor en «Pogopedia» a través del cual mostraste el Lollapalooza pasado. ¿Te sentís cómodo en ese papel? ¿Qué es lo que más te gusta de indagar al público? 

Me siento re cómodo, me suelto al toque cuando me dan el micrófono. El micrófono y la cámara son un pase libre para hablar con gente desconocida y, que esa gente se prenda automáticamente es súper divertido. Sobre todo con el público de los recitales, porque yo también soy el público de los recitales, y sé qué tienen en la cabeza, qué les molesta o cuál es la mejor parte de estar ahí. Me gusta ponerme de su lado, bah, estoy de su lado; hablarles de lo caro que es un pancho a $150 o del bardo de comprar entradas en reventa. La entrevista es uno de los formatos en los que más disfruto, sea escrita o sea ese tipo de notas en YouTube, porque el texto se va escribiendo entre varios, se va armando con la voz del otro, y mi trabajo es disparar algo interesante, o algo gracioso, o algo confrontativo con mis preguntas. Puede ser igual de emocionante entrevistar a uno de los Pixies como hablarle a un metalero haciendo fila para entrar al Lolla. Lo que está bueno es poner en juego mi curiosidad y hacer que posta puedan decir algo que la gente quiera escuchar, o leer.

¿Qué les dirías a los jóvenes que están en la intensa búsqueda de hacer lo que realmente les gusta? 

Estamos en el año 2018, podemos hacer de todo sin salir de casa siquiera. Tenés que querer hacerlo, y querer de verdad, no solo porque estás esquivando alguna responsabilidad. Cualquiera sube un video a YouTube o escribe y lo cuelga en internet. Si la idea está buena y si el resultado está bueno, y si es auténtico, llega a más personas. Estamos en una época en la que a les chiques no les alcanza el tradicionalismo de las carreras universitarias o terciarias y aprenden más por su propia cuenta y su propia experiencia. Van directo a lo que les interesa, y punto. Y lo aprenden y después hasta lo enseñan. Vuelvo a lo primero: «lo que sos» no tiene por qué ser eso de lo que trabajás. O sí. O mas o menos. Tampoco la carrera que estudiaste, o la que no terminaste de estudiar. Hoy en día no nos alcanza con ese paradigma que creíamos irrompible; ese de terminar la escuela, estudiar, trabajar, tener una casa, un auto. Por Dios, no. Hay un montón de cosas en el mundo, en las personas, en Internet. ¿Por qué elegir ir tan despacito? Tenemos más herramientas que nunca para crear un camino propio. Cada día hay más. No está mal ir a lo seguro, pero ojalá no te quedes con las ganas de haber intentado alguna otra cosa.
Al joven que está en la intensa búsqueda de hacer lo que realmente les gusta: si de verdad es lo tuyo, la búsqueda no es tan intensa, está todo ahí. Solo darle play en el cerebro y no perder el tiempo en otras cosas que quizás hacías por inercia.
Crédito: Lisandro Ruíz Díaz

Ping pong Milénico:

Un artista: Robert Plant
Una canción: «Sunflower» de Rex Orange County.
Una estación del año: Verano
Una anécdota: Cuando nos dieron cuatro minutos, ni uno más, para hablar con el público de Radiohead desde la valla frente al escenario. Estar ahí es una locura, y el tipo de la productora medio nos seguía y controlaba que no nos mandemos ninguna. Estaba tan nervioso con meter unas cuantas entrevistas rápido que cuando salí no recordaba qué le había preguntado a la gente o qué me habían dicho. Después vi el video.
Un lugar en el mundo: Siempre quise ir a Nueva York. Y a Hawaii. A cualquier lado, en realidad, nunca salí del país.
Un sueño por cumplir: Que salga el disco que estoy haciendo y a la gente le re guste. Es una meta a corto plazo, una vez cumplida esa, veré en cual otro sueño me concentro.