“Lo que a mí me atrae es el lenguaje de la historieta”

La ciudad tiene muchos artistas que aman lo que hacen.  Uno de ellos es Mario Russo, profesor de Historia pero, antes de eso, estudiante de Arte en la Universidad de La Plata, aunque cursó sólo dos años y luego (desconociendo él mismo los motivos) se inclinó hacia la carrera de Historia en la Universidad del Litoral en Santa Fe.

A pesar de los vaivenes de la vida, siempre supo (de alguna u otra manera) cuál era su destino. El dibujo forma parte de la vida de Mario desde que tiene uso de razón y es por eso que, luego de recibirse como docente, retomó su camino ligado al arte.

Actualmente, se encuentra dando clases de Historia en dos universidades de la ciudad y afortunadamente puede dedicarse a la vez a lo que realmente le atrae, enseñando a los niños cómo crear historietas en una academia de dibujo.

¿Quién es Mario?

Es una persona a la que le gusta mucho leer y dibujar. Me considero un amante de los libros; más allá de que uno hace muchas cosas, un libro es un objeto que lo representa. No es casual que yo gire en torno al dibujo y la historieta porque es lo que los libros me representan también.

Foto: Mario Liotta

¿Cuándo descubriste tu habilidad por el dibujo?

Ya me gustaba de chico, en mi casa nadie dibujaba. Copiaba de diarios y revistas los dibujos. Uno se define como autodidacta pero es una verdad a medias. Uno aprende copiándoles a los maestros y ellos están ahí.

Cuando era adolescente fui a una escuela de dibujo, estuve unos años y luego estudié Bellas Artes. Nunca dejé de dibujar. Lo que a mí me atrae es el lenguaje de la historieta.

¿Por qué elegiste dibujar historietas?

Siempre me gustaron las historietas. De chico leía mucho a Superman, luego me pasé al animé con Dragon Ball Z y, al final, recaí en la historieta europea que tiene muchas cosas interesantes. Es poco conocida, pero es muy buena en calidad, siempre tuvo muchos contactos con la historieta argentina.

Ahora lo que más me atrae es la historieta argentina y me siento relacionado con ella. Empecé a dibujar ese estilo una vez viendo en una feria en Carlos Paz un chico que vendía cuadernitos que dibujaba el mismo, le compré uno y nos pusimos a charlar.

Me dio un folleto de un concurso de historietas que hacía la Biblioteca Nacional de Buenos Aires y, como me animó a presentarme, mandé mis dibujos. Quedé seleccionado y gané un premio. Era una historieta sobre un pedacito de la vida de Lenin, líder de la Revolución Rusa, en la que contaba una experiencia de su infancia que lo había marcado. Fue una buena experiencia.

Desde ahí seguí con el dibujo, entonces me contacté con la revista local El Satélite y les mostré lo que hacía. Al tiempo me llamaron y comencé a dibujar para la revista.

¿Te basás en algún tema para crear tus historietas o las ideas surgen solas?

Por lo general busco disparadores en historias, no hago personajes ficticios. Creo que tenés que ser muy bueno para eso, porque hay que tener un ritmo de trabajo que esté constantemente orientado a ese estilo.

Tengo personajes propios, por ejemplo, dos investigadores que buscan casos paranormales. Uno de ellos lo inventé en base a Sasturain, lo hice pensando en él. También me gustan Borges y Bioy Casares, tienen una estética bonaerense que me agrada mucho.

Foto: Mario Liotta

Siempre quiero insistir en el potencial de la historieta. Los chicos no consiguen historietas y son caras por eso no leen, pero hay muchos niños y grandes a los que les encantan.

¿Qué es lo mejor que te llevás haciendo lo que te apasiona?

Me gusta el lenguaje de la historieta, es como quien escribe. Hay que elegir las palabras adecuadas, también tenés que ver esas cuestiones en el lenguaje visual.

Se debe elegir el cuadro correcto, la escena correcta, que se entienda lo que estás narrando. Eso es lo que más me gusta: el desafío, sentarme a diagramar todo. Luego el dibujo, en mayor o menor medida, uno va armando experiencia y surge.

¿Cómo te ve la gente que te rodea? ¿Qué dicen sobre tus trabajos?

A la gente le llama la atención, les gusta mucho lo que hago. Son oficios que han quedado muy al margen entonces son atractivos cuando los ven. Siempre me han incentivado a que lo haga, eso es bueno porque te da ánimos de seguir.

¿Algún momento del día en el que te sientas más cómodo para trabajar?

Por la noche… ese es mi momento. Me acostumbré a estudiar a esas horas y me gusta dibujar de noche, es una característica de los artistas. También la rutina atenta contra eso, porque al otro día hay que levantarse para ir a trabajar.

A uno le gustaría pasar todo el tiempo haciendo lo que le apasiona, pero a veces tengo que dejar para despejar, sino te saturás y te terminás cansando.