De mente y de corazón abiertos, Anthony es una persona simple y amable que agrada desde el primer momento.
Enamorado del mar y de la cocina, vive de lo que realmente lo hace feliz. En su día a día, se dedica a recibir huéspedes que llegan a Máncora de diferentes partes del mundo, a los que también sorprende con sus exquisitos platos durante su estadía.
Lo encontramos en las redes y nos encantó su propuesta: cocina peruana a domicilio. Así que no dudamos en ponernos en contacto y coordinar un encuentro.
En Máncora siempre hay sol, y ese día no fue la excepción. Llegamos a la dirección que nos había indicado y nos enamoramos del lugar a primera vista.
Frente al mar azul y las mejores playas mancoreñas, esperamos que Anthony regresara del mercado, mientras contemplábamos el hermoso paisaje que ese encuentro nos estaba regalando.
El joven detrás de Máncora Food
Llegué a Máncora a mis 10 años, cuando a mi papá le surge un trabajo en un hotel de la playa. Yo, chico de ciudad, donde todo era muy gris, me encontré con este paisaje y me enamoré. Prefiero mil veces despertar con un cielo azul todos los días, porque es el ánimo que tu vas a llevar toda tu vida.
Yo soy Licenciado en Administración y trabajaba en un banco en Lima. Como era muy bueno en las ventas, mi jefe me propuso que estudie algo para aprovechar. Y justo vi que había un curso de cocina tres veces por semana que duraba dos años, así que empecé.
Al tiempo renuncié al banco, pero tenía que seguir pagando mis deudas. Un buen día compré un periódico, como nunca, y llamé a tres propuestas de trabajo. La última que llamé es la persona que cambió mi vida realmente. Me dijo que me presente con mi uniforme, el cual tenía guardado y un poco amarillo por el tiempo. Lo lavé y lo sequé como pude, pero como en Lima hace frío y no terminaba de secarse, me levanté tempranito al día siguiente y lo planché hasta que quedó perfecto.
Era un día de prueba para ver si quedaba o no como ayudante. Yo creo que soy una persona que aprende rápido y muy observadora, así que pasé la prueba, y a los tres meses ya era cocinero.
“La cocina es algo que llevo en mis venas. Creo que para poder dedicarse a cocinar hay que tener un don especial. Por más que uno diga “quiero ser un gran cocinero”, sino tienes el encanto, olvídate”.
Los primeros pasos
Mientras Anthony nos contaba de su vida, y nosotros a él de las nuestras, nos enseñaba a preparar los tequeños de langostinos que minutos después íbamos a estar disfrutando, aunque ya en ese momento se nos hacía agua la boca.
«Mi primer emprendimiento se llamaba Cilindro Travieso”, nos contó yéndose unos años atrás, cuando el proyecto empezaba a cobrar forma. “Como me dedico a recibir a huéspedes, quería implementar algo más para poder ganar más. Así que a las personas que llegaban al lugar para hospedarse, les decía “el sábado voy a hacer pollo y cerdo ahumado”, y así poco a poco lo fui difundiendo, llegando a los trabajadores y la gente de Máncora, que al tiempo me empezaba a preguntar cuándo iba a cocinar de nuevo»
«Un día conocí a unos amigos uruguayos que se hospedaron aquí. Y conversando, les cuento que soy chef, así que me pidieron que una noche les cocine algo. Hicimos la cena, les gustó la comida, les gustó mi sazón y me dijeron que debería hacer esta experiencia con todos los huéspedes. Yo hasta el momento no lo había pensado nunca y me pareció una buena idea. Y ahí nació Máncora Food».
Un proyecto, mil historias
Pusimos la mesa y llevamos el plato de tequeños preparados al mejor estilo Máncora Food. La miel de sillao les daba un toque dulce y los convertía de a poco en los mejores tequeños que habíamos probado en todo el Perú.
Pero no solo cocina para los huéspedes. Anthony también lleva su mundo culinario a la casa de quienes deseen vivir una experiencia diferente. También lo lleva a bodas, a cumpleaños, a aniversarios, y a bordo de un barco donde disfruta del mar mientras hace que lo ama.
Me gusta siempre innovar. Si te gusta el ceviche, quiero que lo pruebes pero hecho a mi manera, con mi estilo.
«Cocino para darle felicidad a la gente. Me gusta ver cuando dan el primer bocado, y la satisfacción que me da ese momento es increíble».
Antes yo hacía todo al momento de cocinar a los huéspedes, pero me di cuenta de que a la gente les gusta ensuciarse las manos. Así que les doy la oportunidad de que me ayuden a cocinar y que se sientan parte del proceso.
Mientras cocino, lo que más me gusta es conocer a las personas y sus experiencias de vida. Podría escribir un libro con todas las historias que escuché en estos tres años. Es muy bonito ser parte de las vivencias. Siento que viajo por el mundo, pero estando en mi lugar.
«Me gusta aprender, y aprendo mucho de mis propias experiencias».
Los preferidos del chef
Llegó el turno del ceviche, uno de los platos peruanos más típicos que no puede faltar en cualquier restaurante del país. Pero este fue único. Bien condimentado y super sabroso; con el equilibrio justo de limón y sal, como dice Anthony.
Nos intrigaba saber cuál era el plato que más le gusta preparar.
Tengo cinco platos que me encanta preparar. Uno de ellos son los tequeños de langostinos que voy a hacer ahora”, cuenta mientras empieza a armar el relleno. Llevan aceite de sésamo, jengibre, pimiento rojo, cebolla china y el amor del chef. Eso va acompañado con una miel de sillao.
Otro plato que me gusta hacer es el ceviche de conchas de abanico, que es también buenazo.
Y por último el tiradito de atún con mango, el pulpo al olivo y el pulpo con anticuchos, son platos riquísimos.
¿Y el plato que más te gusta comer?
Mi ceviche, siempre con mi cerveza.
Después de un almuerzo inolvidable, llegó el momento de despedirse. Con unos frescos y exquisitos chilcanos, brindamos por este mágico encuentro y por todas las cosas buenas que nos esperan.
Como siempre, Máncora sorprendiéndonos con sus inrecíbles energías, su buena gente y la magia de una ciudad que no deja de asombrar.
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