Margarita Molfino bailando

Margarita Molfino: «Lo que más me conmueve son los procesos creativos en sí, los caminos que me llevan a cada cosa»

Feminista y muy segura de sí misma, Margarita cautiva con su delicadeza y su belleza, pero más allá de eso, demuestra su pasión a través de la danza y la actuación, expresiones artísticas que la conmueven y mueven día a día, como asegura ella en esta exquisita entrevista.

¿Quién es Margarita Molfino?

Prefiero escapar a cualquier definición, porque uno queda preso, estancado, cerrando la posibilidad (para mí siempre abierta) de la mutación y el cambio. Lo único que podría decir hoy con certeza y convicción es que soy una mujer feminista y, de todo lo que soy, creo que sería lo más difícil de cambiar. Urge en este mundo de hoy ser eso antes que cualquier otra cosa.

¿Cuándo empezaste a transitar el camino de la danza y el teatro?

Bailo desde que tengo recuerdos, en todos lados, todo tipo de danzas y estilos. La actuación formalmente llega algunos pocos años después. Pero todo eso son formalidades. Diría que a partir del trabajo con el grupo Danzarte y Gabriela Guibert aparece en mí, lenta pero fuertemente, la convicción y certeza de que el saber del cuerpo y su lenguaje como modo alternativo de comunicación en la sociedad es fundamental. Y en estos tiempos, específicamente, lo corroboro cada día. Necesitamos promover cada vez más la expresión de los cuerpos, el deseo, el erotismo, la solidaridad y el acompañamiento concretamente físicos.

¿Qué es lo que más te apasiona de estas expresiones artísticas?

Pienso que el teatro, la danza y el arte en general son proyecciones de nuevos mundos posibles, alternativos, al que creemos es la única realidad, que también, como las ficciones, es una construcción. Son siempre nuevos modos de percibir el mundo, intentos de torcer la mirada establecida. Y ponerse a producir una nueva mirada sobre algo es reactualizar continuamente lo que uno piensa del mundo, es salirse del automático cotidiano y volver a mirar algo.

Necesitamos promover cada vez más la expresión de los cuerpos, el deseo, el erotismo, la solidaridad y el acompañamiento concretamente físicos.
Margarita Molfino bailando

El baile y la actuación van de la mano de alguna forma. ¿Cómo conjugás estas dos artes sobre el escenario?

No me ocupo de cómo las conjugo. Son herramientas que he adquirido y en cada cosa que hago las utilizo: en una obra de danza, en el teatro, en una performance, una manifestación, en el cine, en la docencia y en la vida. Reitero, no me interesan mucho las clasificaciones, no está separado para mí todo eso que soy, que aprendí. Va junto con mi educación en general, mis experiencias, los libros que leí, las cosas que vi y las personas que me crucé.

Además de teatro, también trabajás en cine. Fue en Relatos Salvajes donde miles de argentinos conocieron a Margarita. ¿Cómo fue hacer de Lourdes, la tercera en discordia en la última historia de Relatos Salvajes? ¿Qué te llevás de esta película tan vista en los últimos años?

Fue una experiencia alucinante, que agradezco y aún recibo sus reverberancias, ya que no estaba para nada acostumbrada a participar en este tipo de producciones tan grandes, con tanto éxito y trascendencia. Pero eso no es lo que a mi más me conmueve, sino los procesos creativos en sí, los caminos que me llevan a cada cosa, las personas con las que intercambio saberes, amores y experiencias, y eso lo disfruto en una película así de grande como en una pequeña obra en el teatro off. En Relatos Salvajes fue especial conocer a una actriz como Erica Rivas y a un director como Damián Szifron que, a pesar del pequeño personaje que yo tenía, el intercambio fue profundo y de mucho aprendizaje para mí.

Lo que más me conmueve son los procesos creativos en sí, los caminos que me llevan a cada cosa, las personas con las que intercambio saberes, amores y experiencias.

Hoy estás presentando Palíndroma, una obra de danza que creaste junto a William Prociuk. ¿Cómo surge y de qué se trata? ¿Cómo llevás adelante la dirección y la interpretación simultáneamente?

Palíndroma es la obra más personal que hice hasta el momento, ya que la pensamos junto a William Prociuk, la creamos, la dirigimos y yo la interpreto. Cada escena de este trabajo me representa, cada elemento fue elegido por nosotros. En mis experiencias anteriores, por supuesto, siempre me he involucrado creativamente, pero en general bajo la mirada de un director o directora que toma las decisiones finales. Esta vez fue diferente, es complicado estar afuera y adentro a la vez, pero lo logramos, y estoy feliz con este proceso.Margarita Molfino foto artística

En relación con de qué se trata Palíndroma, lo último que haría es explicar o contar eso, ya que su lenguaje no es la palabra ni el relato narrativo clásico. Palíndroma, como bien explicamos en su programa de mano, es un trabajo que habla desde el saber del cuerpo, un solo de danza que habla y piensa desde un cuerpo que no se reduce al organismo, y un lenguaje que no se reduce a la conciencia. Un trabajo que confía plenamente en las imágenes, en los gestos y las velocidades.

Palíndroma es un trabajo que habla desde el saber del cuerpo, un solo de danza que habla y piensa desde un cuerpo que no se reduce al organismo, y un lenguaje que no se reduce a la conciencia.

¿Estás donde siempre soñaste estar? ¿O las sorpresas de la vida superaron tus expectativas?

No sé lo que soñé…seguro es diferente de lo que sueñe mañana, me resulta un poco una frase armada. Pienso cosas que deseo, pienso si son posibles, probables o remotas, pero son deseos que se renuevan todo el tiempo. No es una cosa detrás de la cual voy, todo va cambiando todo el tiempo. Solo estoy agradecida a las oportunidades que me fueron dadas, mis circunstancias familiares que hicieron posible este camino y sobre todo (aunque resulte egocéntrico) a mí misma por haber insistido en la convicción de dedicarme, a pesar de las inconveniencias, los períodos adversos y las dudas, a lo que más me gusta, a lo que fomenta mi sensibilidad y sobre todo que disfruto día a día.

¿Algún sueño por cumplir?

Se une un poco a la pregunta anterior. No pienso el éxito, la felicidad o un sueño como una zanahoria detrás de la cual voy. No son cosas concretas por alcanzar…no son cosas. Deseo ser una persona pensante de las cosas que va haciendo, equivocada o no, porque si uno no piensa es carnada fácil de lugares comunes, estancados, clichés de los más obvios o los más inteligentes, pero que tal vez poco tengan que ver con uno. Yo quiero elegir los caminos que tienen que ver conmigo, con lo que me interesa, conmueve y mueve. Me mueve el deseo y por lo tanto podría nombrar muchas situaciones que me harían enormemente plena y feliz, pero prefiero no decirlas y confiar en el sentido más profundo de las cosas que me pasan y también en las que no.

Ping pong milénico

Un color: va cambiando cada día. Hoy, verde.

Un libro: Diálogos entre Gilles Deleuze y Claire Parnet

Una película: La Ciénaga

Un referente de la danza o el teatro: prefiero del cine, Lucrecia Martel

Un momento del día: la noche, cuando no hay que dormir

Una manía: no las cuento

Un lugar: mi cama de adolescente en Rafaela con todos mis sobrinos arriba

Y sin que Maragarita lo sepa, nos animamos a pedirle a tres personas que marcaron su vida, sus primeros pasos, cada uno desde su lugar, que nos cuenten qué significa Margarita para ellos, qué les dejó y sigue dejando a sus vidas.

“Margarita me enseñó a enseñar…con ella comprendí que hay algo potente que se edifica en la construcción del conocimiento, en el fluir mágico entre palabra y cuerpo, en el diálogo de miradas convencidas de que la economía del arte es la del derroche. Celebro ese encuentro que nos regaló la vida. Sigo nutriéndome de aquellos instantes en los cuales su energía y su emoción me atravesaron para seguir creyendo en esta lucha”. Gabriela Guibert.

“Felicidad… y la convicción de que se puede educar a los hijos como personas con conciencia y libertad. Alegría… al saberla haciendo lo que ama, luchadora, militante, feminista”. María Delfina (mamá)

“Una hija en vuelo libre, no por rutas trazadas por los padres, sino en busca de su propio horizonte y concretando sus propios proyectos, es más que una satisfacción. Es una certeza saber que puede y cada etapa de ese avatar, es un aprendizaje para ella y para nosotros, que seguimos alentando siempre”. Mario (papá)

Ph portada: Ph: Gisela Filc