¿Andás con ganas de tirarte en la playa, desconectado de todo y disfrutando de un lindo mar a cambio de un costo accesible? Si tu respuesta es un rotundo sí, te proponemos un destino que cumple con todas estas expectativas.
No es el insuperable caribe mexicano ni las cristalinas y calmas aguas de Thailandia, pero en el norte de Perú vas a encontrar lugares bonitos y tanta buena vibra que vas a querer seguir volviendo cada año.
Porque si de precios hablamos (y más que nada para los argentinos) este es un buen destino que, no solo te va a costar menos en cuanto a vuelos, estadías y comidas, sino que además ofrece alternativas diferentes e interesantes para pasar unas vacaciones inolvidables.
¿Cuándo ir? El verano del norte peruano dura todo el año por lo que cualquier fecha es buena para sacar un pasaje de avión y volar hasta la ciudad de Piura, con escala en Lima. Pero si querés tranquilidad y los mejores precios, te recomendamos evitar los meses de enero y febrero que son los de mayor turismo.
Nosotros lo visitamos durante cuarenta y cinco días (sí, así como leíste) y pudimos disfrutar de su ideal temperatura, de sus playas y de rincones que invitan a caminarlos y llevarse las mejores fotografías.
Acá te contamos cuáles son (para nosotros) las cinco razones por las que debes visitar la costa pacífica de Perú.
Caminar por la ciudad de Máncora
Es la más conocida y visitada por turistas locales y extranjeros.
A simple vista, Máncora es una ciudad sencilla, algo desorganizada y no expresa muchas cosas. Pero tiene un particular encanto (todavía no pudimos descubrir cuál es!) que, no solo invita a quedarse y recorrerla, sino que atrapa tanto que muchos deciden quedarse por meses, o a vivir de por vida.
El centro es bastante amplio. Bares, restaurantes orientales, pizzerías y locales de comidas típicas (y no tanto) se extienden a lo largo de toda la Panamericana que atraviesa a Máncora por el medio. Esto no es de lo más cómodo ni mucho menos, de lo más seguro, pero por alguna razón ahí quedó la ruta y los lugareños conviven de lo más bien con ella.
La Plaza de los Artesanos es un lugar de encuentro para artistas y músicos que se animan a exponer lo que hacen, mientras la gente aplaude con una colaboración en alguna latita o sombrero que aparece en el suelo. Hay artesanías de todo tipo y color que pueden llevarse como souvenir o recuerdo mancoreño.
La playa principal de Máncora es la más visitada de toda la zona, y cada día recibe a turistas de todas partes del mundo que llegan para disfrutar del sol en la ciudad del verano eterno, o para surfear las interesantes olas. Allí se realiza cada año el Máncora Junior Pro, evento internacional que convoca a niños y adolescentes que se atreven a mostrar sus habilidades en el mar. Tuvimos la suerte de llegar justo para esa fecha, así que nos animamos a ver cómo estos pequeños valientes surfeaban las olas.
Si estás buscando tranquilidad extrema, nada más lindo que caminar unos kilómetros por la arena hasta llegar a la Playa Las Pocitas. Los mejores hoteles, lodges y cabañas de lujo miran el mar bien de cerca, donde las piedras y el agua hacen un hermoso efecto de pozas. De ahí su nombre.
Recorrer el mercado y sus alrededores es una linda aventura que no podés dejar de hacer si vas a instalarte por varios días en esta ciudad. Pescados recién salidos del mar, frutas y verduras que integran toda la gama de colores y sabores, e ingredientes que se venden sueltos, se pueden conseguir a buenos precios (los mejores del lugar) sin dejar de lado la calidad.
¿Cómo llegar?
Se puede llegar desde varios lugares, el cómo depende del destino en el que partas. Nosotros lo hicimos desde la ciudad de Piura (linda para conocer si te gustan las ciudades con historia). Tomamos un bus de la empresa EPPO ubicado detrás del shopping o mall (como le dicen en Perú) de Piura y en tres horas y media ya estábamos en Máncora. Muchos lo hacen desde Lima, aunque son varias horas más de viaje; o desde alguna ciudad del sur de Ecuador. En este último caso debes tener en cuenta el tema de migraciones y sumarle un tiempo más de demora.
¿Dónde quedarse?
Wiracocha Surf Hostel es un buen lugar para hospedarse. Se encuentra en el barrio La Quebrada, un lugar tranquilo y alejado del ruido, pero que no basta más que caminar cinco minutos para llegar al centro o a la playa. Si querés conocerlo mejor, podés entrar a Wiracocha: una guest house mancoreña para disfrutar y relajarse
Tomar un cocktail frente al mar en Vichayito
Si bien Vichayito es solo un pequeño pueblo de hoteles, cabañas y restaurantes de primer nivel, no deja de ser un buen lugar para relajarse y disfrutar del mar en cualquier momento del día.
Para los amantes de la playa, que buscan el mejor rincón para tomar sol y pasar el día entero cual lagartija, Vichayito es, sin dudas, el destino más lindo para hacerlo.
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Hoteles y barcitos se asoman a pocos metros del mar, donde los turistas disfrutan de comidas típicas, frescos marítimos y exquisitos cocktails, mientras despiden al sol que se pierde poco a poco sobre el mar.
¿Cómo llegar?
Vichayito se encuentra a menos de 10 kilómetros de la ciudad de Máncora. Para llegar podés hacerlo en mototaxi (cobran alrededor de 10 soles el viaje) o bordeando la playa a pie, pasando por Las Pocitas, durante casi una hora. Un paseo bien interesante.
Pisar las tierras elegidas por Hemingway en Cabo Blanco
De las playas que conocimos en Perú, la de Cabo Blanco fue la que más nos atrapó de todas. Será por el color turquesa profundo del mar, o por la indescriptible calma que la rodea. De una u otra forma, es un lugar que no tiene desperdicio si vas a estar paseando por ahí cerca.
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Ubicada a unos 10 kilómetros de El Alto, un pequeño pueblito (super prolijo y ordenado) que se encuentra previo a la playa, se asoma el paraíso de Cabo Blanco.
Si bien hay muchas anécdotas de lo sucedido, cuenta la historia que, en la década del cincuenta, Ernest Hemingway (escritor estadounidense y premio Nobel) llegó junto a su esposa, un capitán de pesca y dos amigos, a este maravilloso lugar.
Hacía cuatro años que en esta playa se había pescado el merlín negro más grande del mundo, el cual se encontraba disecado y expuesto en el Fishing Club, lugar donde se alojó Hemingway con el fin de encontrar el gran merlín y poder hacer algunas tomas para su película “El viejo y el mar” que llegaría luego del éxito de su novela homónima.
Hoy solo quedan los restos de lo que fue este lujoso club de pesca visitado por deportistas y famosos del mundo, y la historia sigue dando vueltas entre los habitantes de Cabo Blanco, que la cuentan sin problemas a quienes se acerquen a escucharla.
En el Cabo no hay mucho para hacer más que sentarse frente al mar y contemplar los cientos de barcos pesqueros que navegan las aguas cristalinas desde la mañana hasta que cae el sol. Los amantes del surf eligen esta playa como una de las mejores de Perú, incluso de Latinoamérica, debido a su espectacular ola tubular de izquierda que se convierte en el mejor espectáculo internacional en momentos de campeonatos.
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¿Cómo llegar?
Si estás en Máncora, puedes tomar un bus de la empresa EPPO que salen cada media hora o cuarenta minutos y te dejan en la terminal de El Alto, donde debes preguntar por las combis que van hacia la playa de Cabo Blanco, que cobran alrededor de 2 soles por persona.
Antes de ir, no olvides llevar tu comida o snacks, que podés comprar en algún mercadito de El Alto, a precios bien accesibles. Y si estás con ganas de almorzar o refrescarte con algún trago veraniego, no dudes en pasar por el bar – hospedaje – restaurante Black Marlin, donde también podés disfrutar de un pequeño museo de las fotografías que muestran el inolvidable paso de Ernest Hemingway por el pueblo.
Nadar con tortugas en las playas de Los Órganos
Si bien nosotros decidimos no hacer este tour porque nos parece una invasión innecesaria al ecosistema de las tortugas acuáticas, recomendamos mucho la playa Los Órganos.
Con su mar azul y bastante cálido, y un arenal enorme alrededor, fue uno de nuestros favoritos en el norte peruano. Aún es un lugar poco explotado y la cantidad de hoteles y restaurantes que llegan a la playa de Punta Veleros (la principal y más turística), es bien escasa, aunque de primer nivel.
Sus olas son perfectas para practicar kayak, surf y windsurf, pero también para meterse y disfrutar del agua sin terminar revolcado en la arena.
Uno de los lugares que encontramos caminando durante varios minutos bordeando la costa es el que está detrás del enorme cabo rocoso que se ve a simple vista desde la playa. Varias rocas distribuidas de una manera perfecta, son el atractivo principal de las aves que eligen construir sus nidos en lo alto y que regalan una postal única para quienes se atreven a tirarse boca arriba y apreciar el celeste cielo que caracteriza a las playas de Perú durante los casi 365 días del año.
El centro no tiene mucho por recorrer, más que el mercado central, su iglesia y algún que otro restaurante de comida típica. Pero vale la pena caminarlo en algún momento del día.
¿Cómo llegar?
Los Órganos se encuentra a 13 kilómetros de Máncora, y se puede llegar en un bus de EPPO que sale entre 2 y 3 soles por persona cada media hora. Te dejan en la terminal que está cerca del centro y a unos veinte minutos a pie de Punta Veleros.
Disfrutar de un increíble atardecer en Punta Sal
Si tendríamos que elegir el mejor atardecer de la costa peruana, sin dudas nos quedamos con el de Punta Sal. El sol se esconde literalmente en el mar, que pareciera que se lo va comiendo de a poco, dando lugar a un sunset único y super instagrameable.
En Punta Sal no hay demasiado para hacer. Es un balneario bien tranquilo y familiar, como para ir a pasar el día, tirarse a tomar sol y disfrutar del atardecer.
Si bien nosotros fuimos en diciembre, no había mucha gente de visita y el lugar nos dio la sensación de abandonado. Muchos hoteles y casas a la venta, y cuando quisimos buscar algún lugarcito para tomar o comer algo, no encontramos ninguno, más que los que están sobre la playa. Pero volvemos a aclarar, lo visitamos a fin de año. Tal vez durante enero y febrero el balneario cobra vida.
¿Cómo llegar?
Desde la panamericana que atraviesa la ciudad de Máncora, cerca del Mercado Municipal, salen combis o autos por el estilo, que ofrecen dos tarifas: 5 soles para dejarte en la entrada al balneario (lo cual no conviene porque luego hay que caminar 30 minutos o tomarse una mototaxi que aparezca) y 7 soles para dejarte frente a la playa. Sin pensarlo dos veces, tomamos la segunda.
El tema más difícil está en la vuelta. Hay que tomar una mototaxi que te lleva hasta la ruta por 3 dólares, y desde ahí salen taxis que cobran cinco soles por persona, pero salen una vez que completa los cuatro pasajeros. Esto suele ser medio incómodo ya que hay que esperar a que aparezca más gente, lo cual si habías decidido quedarte a disfrutar del atardecer, lo más probable es que llegues casi de noche a Máncora.
Estas son las cinco razones para viajar al norte peruano. Un lugar simple pero que ofrece muchas opciones para todos los gustos y bolsillos. Así que, si todavía no te fuiste de vacaciones o estás esperando el mejor descuento para comprar tu próximo vuelo, tenelo en cuenta y prepárate para disfrutarlo.