Durante la semana del FTR, la ciudad se observa movida, excitante y colmada de artistas, directores y productores que pasean por sus calles.
Propuestas de nuestro país y del exterior llegan para que un sinfín de espectadores puedan disfrutarlas. Pero también, espectáculos locales forman parte de esa programación, como fue el caso de “Sala de Máquinas”, un drama protagonizado pura y exclusivamente por rafaelinos apasionados por las artes escénicas.
Fátima Beltramone, Mariana Scándalo, Daiana Albanesi, Valeria Díaz, Sahira Fontanetto, Federico Boero y César Maldonado se desenvuelven como actores, directores, iluminadores, dramaturgos, todos pasan por todos los roles al mismo tiempo.
Es así como los integrantes de esta obra que se estrenó en el último Feliztival, nos cuentan sobre su trabajo, el haber sido seleccionados y cómo viven este momento de felicidad.
“Sala de Máquinas surge de un texto que nos despertó muchas cosas en un segundo. Es un texto de Bertolt Brecht que lo tuvimos en el segundo año en Dirección y Dramaturgia para un examen, ahí quedamos todos con ganas de hacer una obra. Cuando terminamos lo primero que dijimos fue que queríamos abocarnos a este estilo de teatro. Este espectáculo es una reestructura sobre otra que surge de muchas improvisaciones, prácticas que fuimos cambiando. En cada función se abre una posibilidad o una opción. Hoy es lo que quedó y por ahora estamos satisfechos con el resultado, pero no es seguro que quede ahí, da mucho lugar a realizar más cambios”.
¿Qué historia se cuenta en ella?
En la obra se cuenta una historia que no es casual. Se cuentan muchas historias y a la vez no se cuenta ninguna, es raro y difícil de explicar. Discutimos las maquinarias, el trabajo del obrero, la medicina, la política, temas de feminismo, pero nada tiene un hilo conductor.
Cada espectador puede armar sus conclusiones. Es increíble escucharlos cuándo les preguntás qué vieron, o de qué creen que trató, porque todos te dicen algo diferente. Claramente tiene que ver con lo que buscamos, que es llamar la atención.
Lo que nos sorprendió en realidad no fue el hecho de haber quedado seleccionados, sino que es la primera obra que hicimos y esa fue la elegida. Fue una gran sacudida, pero estamos muy contentos.
¿Qué sintieron al haber sido seleccionados en el Festival de Teatro de la ciudad siendo tan jóvenes?
Para nosotros es una locura. Nos enteramos a eso de las 11 de la mañana y uno de los chicos que está estudiando en Córdoba nos pasa una captura de pantalla del Facebook del Festival de que habíamos quedado. A partir de eso hubo una lluvia de audios e imágenes.
Lo que nos sorprendió en realidad no fue el hecho de haber quedado seleccionados, sino que es la primera obra que hicimos y esa fue la elegida. Fue una gran sacudida, pero estamos muy contentos.
Son la primera promoción de egresados del Trayecto Artístico Profesional (TAP) de la EMAE, ¿qué pueden decirnos acerca de eso?
Eso fue lo que nos unió, lo que nos llevó a que vayamos por el mismo camino, que por lo menos tengamos un objetivo claro y que sepamos qué tipo de teatro queríamos hacer, la forma y la gente a la que le queríamos llegar.
Fue gracias a la base que tuvimos en la EMAE, que luego cada uno la trabajó como pudo y como quiso, pero esa unión la creo el TAP. Si no hubiéramos tenido esas bases y esa enseñanza la obra no existiría.
A veces sentimos presiones al ser la primera camada de egresados, pero supimos transitar ese obstáculo como un desafío y nos sacamos esa mochila. Y ahora estamos logrando lo que queríamos: ser actores, directores, iluminadores, dramaturgos.