Urraka: La música es sanadora

En el marco de la celebración de sus 10 años, Urraka volvió al Festival de Teatro de Rafaela con muchas ganas, atravesando a los espectadores con su inmejorable presentación de “Ópera prima”, un espectáculo para grandes y chicos que conmocionó a todos.

Pero no solo fueron los protagonistas del cierre del FTR18. Durante la semana del Festival visitaron los barrios 2 de Abril y Virgen del Rosario, llevando la pasión por lo que hacen para contagiar a los niños y adolescentes de ambos sectores de la ciudad.

Y todo lo que hicieron en esas jornadas, lo expusieron en el escenario del Cine Belgrano, donde emocionaron y se robaron más de 1000 sonrisas del público.

Foto: Mario Liotta.

“En estos talleres nosotros venimos a enseñarles algo, pero trabajando con lo que ellos tienen, con lo que quieren decir. Y desde ese lado, creo que se logra incluir a la persona y que se sienta parte”, nos contó Emanuel Calderón, director y parte del elenco de la compañía.

“Partimos de la base de que la música para nosotros es un canal de comunicación, un modo de conectarse con otras personas. La música no tiene prejuicios ni entiende de moral; tampoco tiene limitantes con respecto a cómo nos comunicamos con otras personas. Eso hace que la inclusión esté dada por hecho. La música no pertenece a un estereotipo de gente, sino que conecta al mundo. Y cuando uno no tiene herramientas para comunicarse, ni sabe cómo ni por dónde, la música siempre logra evadir todo eso para poder transmitir lo que uno tiene ganas desde un lugar totalmente libre. La música es sanadora e inclusiva, y genera algo místico que hace que uno se sienta bien cuando la escucha y cuando la interpreta”.

Foto: Mario Liotta.
Y luego de ver a los chicos en escena, mostrando lo que aprendieron durante el taller, y la alegría y la emoción que les generaba ese momento, empezó el show. “Ópera prima” fue la obra seleccionada para el Festival y fue un verdadero acierto.

¿Qué idea vive detrás de esta «Ópera prima»?

Detrás de Ópera prima conviven varias ideas. Una de ellas tiene que ver con cuestiones que le han pasado al grupo en estos diez años de compañía, con nuestros fantasmas internos, con nuestros miedos puestos arriba de un escenario. También hay mucho de los temores infantiles, el miedo a la oscuridad. Eso que pasa cuando uno es chico, que le tiene terror a lo desconocido, a lo que no es cotidiano. Tratamos de jugar desde la comedia, de desdramatizarlo, pero también jugamos un poco con el drama y hacemos convivir muchas realidades como el poder, la sumisión.

Es una obra que se va modificando en cada función, así que está en pleno proceso todo el tiempo.

¿Cómo conviven estos siete personajes en «un tiempo sin tiempo»?

Estos siete personajes conviven en un tiempo sin tiempo, donde la estructura de la obra es una estructura mágica. Hay un universo en donde ingresa el primer personaje que es uno de los principales de la obra, y se da cuenta en algún punto de que no está solo, y empieza a convivir con otros personajes. Juntos juegan entre la realidad y lo irreal; todo el tiempo están, de cierta manera, juntos, aunque pasen diferentes situaciones que los encuentran en competencias o en disgustos entre ellos. En ese lugar hay algo externo que los habita, y una identidad que los rodea, y eso hace que compartan una misma sensación durante la obra.

Foto: Mario Liotta.

Una vez más se presentaron en el Festival de Teatro de Rafaela. ¿Qué nos pueden decir sobre eso?

Hacer un cierre el FTR con un espectáculo nuevo, me trajo el recuerdo de que hace diez años justamente hicimos el cierre del festival con nuestro espectáculo anterior. Para nosotros es gratificante venir a Rafaela, sobre todo porque hay una formación del espectador que no sucede en muchos lados. Hay respeto hacia el teatro y a nosotros eso nos da la posibilidad de explotar. Estamos orgullosos de estar en Rafaela una vez más, en este festival que es tan importante a nivel nacional, que tiene una mirada muy integral sobre el teatro. Ojalá hubiera más festivales como éste en el resto del país.

¿Qué piensan sobre la «cultura como transformadora de sociedades»?

La cultura es la forma política más transformadora que existe porque viene a poner en evidencia ciertas normas establecidas por la sociedad, que son dadas en formato de pensamiento. Nos hace reír, llorar, conectarnos, sensibilizarnos. Por eso realmente es transformadora. Una sociedad que no tiene sensibilidad, que no se cuestiona, no tiene posibilidad de crecer ni de cambiar. Y la cultura es fundamental para que eso suceda.