Grupo de chicos

Vivir en el mundo de lo efímero

Por Cecilia Echarri

El avance de la tecnología hace que vivamos muchas realidades en simultáneo, lo que nos imposibilita estar en un solo lugar y disfrutar de cada momento.

Es así como el parámetro del tiempo cambia, todo va más rápido adquiriendo una aceleración que muchas veces nuestros propios cuerpo y mente no llegan a alcanzar. Y es ahí donde entra en juego la ansiedad, el querer conseguir eso que buscamos a cuestas de todo, sin importar cuánto tiempo le estamos dedicando realmente al momento que estamos viviendo.

Y al querer estar en muchos lugares al mismo tiempo, nuestra atención se fragmenta, perdemos el poder de concentración y buscamos plasmar nuestro interés en cada una de las cosas que nos interesan. Tomamos el control de la tele con la mísera intención de disfrutar de una película, pero al rato suena nuestro móvil y dejamos de hacer lo que estábamos haciendo para responder un simple mensaje que podía haber esperado, quizás, hasta el día siguiente. Y al mismo tiempo recordamos que debíamos enviar unas imágenes por mail, así que vamos a la notebook, abrimos nuestro servidor preferido y las mandamos. Pero, como si esto fuera poco, aparece una publicidad que nos lleva a otra página, y luego a otra página más, hasta hacernos olvidar qué estábamos haciendo anteriormente. ¡Cierto! Mirando una película que nos recomendaron hace un tiempo, y que por una cosa o por la otra, nunca pudimos ver. Pero ahora en realidad sabemos por qué cosa nunca habíamos podido sentarnos a disfrutarla antes.Amigos emocionados viendo un celular

Y esto no pasa una vez, pasa todo el tiempo, y cada vez con mayor frecuencia. Priorizamos nuestro móvil a escuchar a la persona que tenemos en frente en una reunión de amigos. Y cuando uno saca su teléfono, empieza un efecto contagio del cual nadie se salva, hasta terminar todos concentrados en su pantalla led de cada vez más pulgadas, olvidándonos de nuestro alrededor y de qué estábamos haciendo ahí.

Que la tecnología avanza, de eso no hay dudas. Y nosotros…¿avanzamos con ella?