Distenderse y olvidarse de la rutina por un tiempo es algo que todos buscamos al momento de elegir el lugar donde pasar nuestras vacaciones.
Ubicado en la zona más natural de la ciudad de Máncora, a minutos de la playa principal y del centro, Hostal Wiracocha es un lugar de ensueño que invita a descansar y disfrutar de la naturaleza sin excusas.
Despertarse con los sonidos de los pájaros es realmente mágico, y más aún si podés encontrarte con el mar a menos de cinco minutos.
Pasamos varios días en este increíble hostal y nos llevamos una experiencia hermosa que, por supuesto, no queríamos dejar de compartirles.
Un lugar de otro mundo
La tranquilidad y las buenas vibras sobran en Wiracocha.
El jardín y el patio son mágicos. Hamacas y sillones multicolores, le dan un toque chic a cada rincón, pensados y decorados con mucho amor.
Leer un libro, compartir unos mates o disfrutar de una linda charla, son algunas de las cosas a las cuales este soñado lugar invita cada día.
Cada rinconcito lo hace único y acogedor, como las frases que cuelgan de las paredes de todo el hospedaje.
El surf es el principal idioma que se habla en el hostel. Es que Pola, su dueña, quien llegó desde Chile hace diez años y se enamoró perdidamente de Máncora, es una surfista aficionada que encontró en ese deporte el ritual, la disciplina y la adrenalina que su vida estaba necesitando. Y ahora nadie la baja de la tabla.
Descanso placentero
Wiracocha ofrece habitaciones para dos, tres y hasta cuatro personas, aunque en su mayoría son matrimoniales. Cada una tiene su baño privado bien equipado, su frazada y un ventilador en caso de que sea necesario. Aunque el calor de Máncora es bien aceptable y no requiere de aires acondicionados.
El desayuno es optativo y bien completo: ensalada de frutas, té o café, pancitos y huevos revueltos. Podés elegir desayunar en la cocina, el living, el jardín, el patio o en la habitación, mientras disfrutas del placer de amanecer en medio de la naturaleza.
Y el descanso está asegurado. Después de las once de la noche los ruidos molestos quedan afuera y los huéspedes se van a dormir con dulces y profundos sueños.
Cómo llegar
Es muy fácil. Desde la entrada sur de Máncora, doblas a la derecha en la primera salida que se encuentra detrás del nomenclador, sobre el puente. Transitas 300 metros hasta llegar a una calle envuelta en árboles que la convierten en un bello túnel vegetal. Luego doblas a la izquierda en la primera salida hasta donde tapa, y vuelves a doblar a la derecha. A menos de 100 metros se encuentra el hostel que se distingue muy bien desde la calle.
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