Paloma arriba de una mesa

Para los emprendedores natos, el límite es el cielo

Creativa e innovadora, desde hace un tiempo se dedica a estar dentro del ambiente de la costura, realizando sus propios emprendimientos y a la vez demostrando su lado más sensible ayudando a animales que se encuentran en peligro.

Ahora, inició con un proyecto nuevo que mezcla sus dos pasiones, siempre con el objetivo de abrirse a nuevos caminos y poder demostrar todo su potencial.

¿Quién es Antonela?

Si me tengo que definir te diría que Antonela es creativa, con una cabeza muy loca, siempre pensando cosas nuevas. Es resiliente, sana rápido sus heridas y busca solución enseguida.  Siempre mira para adelante, le pone garra a todo y busca una vuelta de tuerca, intentando no ponerse triste cuando pasa algo que no le gusta. Por otro lado, Antonela es una persona impuntual, debe ser a causa de su creatividad, por ser demasiado activa es inconstante y se aburre demasiado rápido.

¿Cómo comenzó tu amor por los animales?

Cuando era chica tuvimos siempre perros. Tuve una mala experiencia con una perrita que murió y me costó mucho superar esa pérdida porque era muy chica, estuve negada por mucho tiempo.

Siempre fui muy defensora de animales. Hubo una época en que me empezaron a dar miedo los perros. Pero hace unos años cuando conocí a Lucas, mi marido, él tenía perritos y dormían en la cama, sillones y así empecé a perderles el miedo.

¿Cuándo rescataste el primer animal?

Hace tres años tenía un taller de costura y el día después de Navidad encontré un pichón de paloma, debe haber tenido cinco días. Yo lo quería agarrar y me decían que lo deje que la madre iba a ir a buscarlo. Entonces decidimos entrarlo, y al leer e investigar sobre las aves, encontramos una página española que se llama “Mis amigas las palomas”, y así empezamos a criarla.

Todos me decían que se iba a morir. Pero la crié y vivió, aprendió a volar y me di cuenta de que el pájaro es mucho más que la paloma que ves ahí, que pensás que es tonto. Entendí que todos los animales son inteligentes. Una vez que uno entra en contacto con una situación y empatizás, se te abre la cabeza.

Digamos que ahí también se despertó tu amor por las aves…

Sí, tuvimos para criar palomas, catitas, benteveos, y aceptamos palomas que eran discapacitadas y no podían volar. Les hicimos un palomar para que aprendan a volar solas.

En el mes de junio se llevó a cabo la Feria a Beneficio de los Rescatados, un evento que incluyó artesanos, músicos y gente con muchas ganas de colaborar con los perros y gatos. ¿Cómo surge la idea de hacer esta feria?

Tengo una amiga, Berenice, con la que rescatamos animales, y siempre estamos haciendo cosas para vender y ayudarlos. Tuvimos un gato con cáncer, que no sobrevivió, y teníamos que cubrir los gastos. Ella fue quien organizó la feria para ayudar a los animalitos. Es experta en el tema y sabe qué hacer en situaciones de animales perdidos o que hay que rescatar.

Entonces, por medio de mi marido Lucas, que pertenece al Club de Autos Antiguos, tuvimos la oportunidad de alquilarlo por una buena causa que fue la feria a beneficio. En una semana conseguimos llenar el cupo de expositores. Además, la gente a la que le gustan los animales colaboró y a los que no, también. Los expositores de la feria también la pasaron bien y estamos agradecidas por todo.

Sabemos que además sos una emprendedora. Contanos qué lugar ocupa la artesanía en tu vida

Cuando terminé la secundaria decidí estudiar Abogacía. No estaba convencida pero tampoco sabía que me gustaba. Era muy tímida, entonces no me podía ir a estudiar afuera, por eso me quedé estudiando en Rafaela.

Cursé durante cinco años. Me quedaron siete materias por rendir y cuando terminé de cursar me di cuenta de que no era lo que me gustaba. Tuve un año en que no podía ir más a rendir, lloraba y me sentía muy mal. En ese momento, Lucas me dijo que dejara la carrera. Entonces empecé a hacer pequeñas cosas de costura. Me crié en el negocio de mi mamá que lo tiene hace muchos años, y ahí fue cuando empecé a crear.

Fui haciendo algunas cosas, pero no me sentía bien anímicamente. En ese momento me enteré de que se abría la carrera Diseño de Interiores, así que fui a anotarme. En ese curso me di cuenta que eso era lo mío, no sé si tengo el don o habilidad de diseñar, me sale naturalmente.

Actualmente trabajo en el negocio de mi mamá, soy jefa del taller pero empecé trabajando muy de a poco.

¿Cómo nació Maiko, tu nuevo emprendimiento? 

Maiko es un proyecto que tiene muy pocos meses. Empecé el año pasado con restos de polares y le propuse a mi amiga hacer ponchitos para los perritos callejeros para abrigarlos. Llegado este año me di cuenta de que las cuchas para perros no eran lindas ni económicas, tampoco de buena calidad,y ahí me di cuenta de que tenía ganas de hacer algo nuevo.

Maiko es muy fiel a mí, es de buen gusto. Con estampados locos, que les dan un toque lindo a las mascotas. Este proyecto engloba mi amor por los animales, mi pasión por hacer cosas, y pienso que es hermoso ser emprendedor y juntarme con gente que también forma parte de este mundo.

Mi mamá siempre me dice que “las personas aprenden por necesidad”, y creo que es así porque hoy en día a mis 28 años me comparo con otras personas de mi edad y siento que soy muy capaz.

El nombre me gustó y quería que sea un nombre fuerte, que la gente vea que no es solo un producto hecho en casa, sino que tiene algo especial. Siempre miro más allá, tratando de que se pueda plasmar en Maiko lo que veo.

Para conocer más sobre este emprendimiento, seguilo en su fanpage! https://www.facebook.com/MaikoHomeDeco1/